Tacones rojos

Tacones rojos

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Es que no lo entiendes mi amor, no comprendes que cada domingo durante la madrugada, al levantarme a buscar a tientas mis tacones en la alcoba de un desconocido, solo pienso en ti. Sí, esos tacones rojos en punta fina que me regalaste, ahora son el único recuerdo de tu presencia en mi vida, la única prueba de que en determinado momento signifiqué algo para ti.

Tras encontrarlos y marcharme con prisa de aquella morada ajena, duele el pensarte a cada paso, no sé bien si son tus recuerdos o estos tacones los que me hacen mal, solo sé que cargo con una herida fatal. Cada esquina está repleta de tu presencia, cada calle me recuerda a ti, cada paso nos aleja y me acerca más al fondo del abismo.

Hasta que te des cuenta, pasará bastante tiempo, los tacones se habrán roto y yo recorrido cada cama de esta ciudad, buscando el amor que alguna vez me entregaste. Mientras razones con claridad, no habrá hombre que no haya gozado del tacto de mi piel ni del roce de mis labios, tampoco quedará rastro alguno de mi antigua yo.

Y no, no querido.

¡Ya no estaré esperándote!

Adriana Ilasaca

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