Cambiar el mundo

Cambiar el mundo


Cuando lo conocí me dirigió esa mirada que, según yo, sólo reservaba para aquellas nuevas conquistas que solía tramar para pasar el rato. Nunca imaginé que en un par de meses mi vida daría un giro demasiado grande para los pequeños cambios a los que estaba acostumbrada. Un día, por ejemplo, me invitó a salir. Lo tenía todo previsto, incluso los detalles de la cena, cada cosa en su lugar como si hubiera estado esperando aquel día con ansias. Su forma de ser, seguro de sí mismo, terminó por inspirarme una ternura que rara vez sentía por un chico. En alguna ocasión me pareció oírle decir que el amor era como un tiempo de lluvia porque mientras algunos lo disfrutaban, otros sufrían. Desde aquel día la lluvia me pareció divertida y en cada invierno salía a la calle para mirar al cielo mientras pensaba en él. En su bonita forma de ver la vida. Tan bonita, que terminó cambiando la mía en cuestión de meses, cuando no días. Y me gusta pensar en eso: en que cada persona puede compartir un poquito de su mundo sin imaginar que con eso será capaz de cambiar el mundo de otra persona.

Beatriz Allca